jueves, 15 de septiembre de 2016

¿De qué estamos llenos por dentro?

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Después de recibir varios mensajes de amigos y familiares y dejar mi teléfono a un lado para lograr descansar, me pregunté ¿de qué estamos llenos por dentro? y es que no es fácil responder a esta pregunta cuando te das cuenta que hoy en día las personas transitan por la vida con grandes carencias afectivas que te hacen impulsivamente preguntarte ¿de qué estamos llenos por dentro?

No se trata de tener dinero, de tener cosas materiales, de alcanzar sueños, de tener una familia, de tener una pareja o inclusive de estar rodeados de personas que te hacen sentir importante, porque al parecer ya esto no es suficiente, entonces .... ¿de qué se trata? 

Podría responderle a todas esas personas que en este momento se sienten tristes, desoladas, ansiosas, con un gran vacío en el corazón aun sin tener razón, que no se debe ser mal agradecido que vuelva a mirar atrás en ánimo de demostrarle lo que ha alcanzado, pero aun así he visto que no es sufiente, podría decirle aun que podrían estar afectándole aspectos psicológicos como su inseguridad, culpabilidad, por ejemplo, pero aun así se que muchas veces no lo haría entender, entonces... vuelvo a preguntarme ¿de qué estamos llenos por dentro? si se supone hemos sido gente de valor, de esa que no se rinde, de esa que alcanzó tener una linda familia, de esa que alcanzó su profesión, su mayor puesto y aun así no logramos alcanzar lo más importante que es la plenitud de vida, entonces ¿de qué estamos llenos por dentro?

Yo hoy me he dispuesto a hablar porque de lo contrario las piedras lo harán, al menos he entendido que dentro de mis tareas, tengo un propósito en esta tierra y es el de alentar a muchas de estas personas que acabo de describir de forma que comprendan de alguna manera que no se trata de ustedes mismos ni de otros a su alrededor, se trata de Dios. 

Por qué nos cuesta tanto buscarle, conocerle, hablarle inclusive amarle. Nos hemos acostumbrado a amar solo a quienes vemos, a amar solo cuando sentimos físicamente, pero no entendemos que este amor es un amor especial, es un amor que no vemos, incluso a veces no lo sentimos, pero no por él, sino por nosotros mismos, porque le damos la espalda. El amor que Dios ofrece es eterno, incondicional y fiel y una vez que entras en él no querrás salir porque te acoge, te envuelve, te hace sentir suyo y te llena. Sí, te llena y cuando eso pasa, hay una alegría inexplicable que es el motor que te hace seguir adelante y amar más a los demás y comprender que el paso por esta vida sí tiene una razón de ser.

Cuando esto te pase, ahora sí estarás lleno por dentro, pero... ¿hasta cuando decidirás darle ese rumbo a tu vida? por ahora te seguiré preguntando ¿ de qué estamos llenos por dentro?